El gran día!

Y por fin llegó el gran día. Aunque la ceremonia era a la una, Julio se acercó a eso de las 12 con sus padres y con Jesús, que era uno de los testigos (en la tradición polaca hay testigos, y no padrinos), para recibir la bendición en casa de los padres de Monika. Así que en este caso, el novio pudo ver a la novia antes de la ceremonia. Fue un momento muy íntimo en el cual sólo estaban los novios, sus padres, y los dos testigos, Asia y Jesús.

Un poco mas tarde los 4 padres juntos se marcharon andando a la iglesia, y a eso de la una menos cuarto Monika y Julio, junto con Asia y Jesús, marchaban en un coche hacia la iglesia juntos.

Pocos minutos después de la una, la pareja recorrió el pasillo central hacia el altar, tras los dos sacerdotes que iban a oficiar la ceremonia. Tras unas palabras de bienvenida en polaco por parte del párroco D. Andrzej, y su correspondiente traducción por parte de D. Witek, comenzó la ceremonia.

En las lecturas intervinieron Cristina y Kasia, en español y polaco respectivamente, y los salmos fueron cantados estupendamente bien por Krzysztof, otro de los invitados.

Tras la homilía en polaco (que los invitados españoles recibieron en papel convenientemente traducida) tuvo lugar el momento más esperado. La ceremonia se realizó íntegramente en español por el padre Witek, que con su calidez asistió estupendamente a los novios que con toda tranquilidad, pero también muy emotiva y solemnemente, se dieron el “sí quiero” e intercambiaron los anillos y las arras.

Tras las peticiones, en español y polaco y leídas por los testigos, Asia y Jesús, continuó la ceremonia y llegó al final de la misma uno de los momentos más emotivos, cuando los novios subieron a leer, cada uno en su idioma natal, los agradecimientos a sus padres, hermanos y acompañantes, cargados de mucha nostalgia.

A la salida la sorpresa la protagonizó la banda de música de la mina Halemba, en la que trabaja en ocasiones Henryk, el padre de Monika, y que acompañaron con su música el momento de las felicitaciones de los invitados hacia los novios, que previamente echaron, también de sorpresa, dos palomas blancas al aire.

Llegó el momento del banquete y tras acomodar a todos los invitados entraron los novios brindando por todos ellos. El menú estaba compuesto por una gran cantidad de aperitivos y platos típicos polacos, que no dejaron de servirse hasta bien pasada la noche, como marca la tradición.

A media tarde llegó otra de las sorpresas. El grupo de folk en el que colabora Asia actuó durante poco más de media hora deleitando a los asistentes, con sus tres componentes que comprendían bajo, piano (tocado por Asia) y flauta y violín.

También el otro testigo, Jesús, sorprendió con unas emotivas palabras a la pareja, en especial a su hermano, que nuestra amiga Basia iba traduciendo en polaco al resto de invitados.

Tras la exquisita tarta de nata y pera comenzó el baile que no paró hasta el final de la velada, mientras seguían sirviéndose nuevos aperitivos y sucediéndose los cánticos y las actuaciones de los dos padres de los novios, acordeón y guitarra en mano respectivamente.

Los novios quisieron agradecer la presencia de las dos abuelas de Julio al evento regalándoles dos pañuelos que rápidamente quisieron vestir nuestras invitadas mas insignes.

Sobre las once y media de la noche finalizó la fiesta, aunque algunos de los invitados no se resistieron a terminar la velada sin conocer la marcha de Katowice.

Ha sido un día realmente especial para nosotros, y de nuevo os damos las gracias por acompañarnos desde lejos y desde cerca en este día inolvidable.


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